Una argentina ganó el Nobel ambiental
Foto: Goldman Environmental Prize
Hace trece años, Gatica, dio a luz una niña. Tres días más tarde, los riñones del beba dejaron de funcionar. La madre decidió averiguar lo que había ocasionado su muerte. Sofía comenzó a hablar con sus vecinos de Ituzaingó, un barrio de trabajadores de la ciudad de Córdoba con 6.000 habitantes rodeados por campos de soja, y se alarmó ante la gran cantidad de personas enfermas, muchas de ellas de cáncer, sin hasta entonces una explicación.
Cuando comenzó a averiguar por qué tanta gente de Ituzaingó se moría de cáncer o estaba enferma, Sofía nunca imaginó que hoy, una década después, sería la ganadora nada menos que del Premio Goldman, uno de los galardones más importantes del mundo para luchadores por el medio ambiente junto al Premio Nobel Alternativo y el Premio Global 500 de Naciones Unidas.
Sofía es una de las Madres de Ituzaingó cuya lucha expuso en todo el país las consecuencias del uso de plaguicidas –en especial, para la soja– cerca de las zonas urbanas. Lo hizo a pesar de la resistencia de las autoridades de entonces a reconocer que en ese sector de la ciudad de Córdoba algo grave estaba pasando.
Gatica posteriormente logró que una ordenanza municipal prohíba la fumigación aérea en Ituzaingó a una distancia menor a 2.500 metros de las viviendas. En un fallo de 2010 de la Corte Suprema de Justicia no sólo prohibió que se apliquen agrotóxicos cerca de zonas pobladas, sino que también invirtió la carga de la prueba: en lugar de que los vecinos tengan que demostrar que las fumigaciones causan daño, el gobierno y los productores de soja ahora tienen que probar que los productos químicos que usan son seguros.
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