Probioma: el conflicto de la harina refleja la carencia de políticas para garantizar seguridad alimentaria

 “Esto está reflejando que no existe una política pública y la voluntad de hacer cumplir el preceptos de la seguridad y soberanía alimentaria en Bolivia. Porque se priorizan más los cultivos de exportación, los cultivos para etanol o para forrajes de animales, pero no se prioriza la producción destinada al consumo humano”, establece el director de Probioma, Miguel Angel Crespo.


La Paz, 18 de marzo (ANF).- Hoy la redes sociales se concentraron en la difusión de rumores sobre el desabastecimiento del pan tradicional de La Paz, la marraqueta, esto tras conocerse del alza de precios y desabastecimiento de la harina que se importa de Argentina. Por ello, desde Productividad Biosfera Medio Ambiente (Probioma) se establece que esta problemática evidencia la falta de políticas en Bolivia para garantizar la seguridad y soberanía alimentaria.

“Se ha dejado de lado un tema tan importante como es la agricultura y el cultivo de trigo,  porque en 1984, del total de producción nacional de cereales, el 51% era  trigo y ahora esta cifra solo llega al 37% y el 45% es de producción de oleaginosas y  cultivos industriales”, detalla a ANF Miguel Ángel Crespo, director de Probioma.

Tras la elevación del precio de  la harina argentina y el reclamo de los panificadores, desde el gobierno de aseguró que el abastecimiento de este producto está garantizado y que la estatal Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), tiene la capacidad de cubrir la demanda de consumo interno.

Sin embargo, Crespo asegura que la actual situación que se traduce también en agio y especulación de la harina, es un elemento que pone al descubierto la falta de estrategias para priorizar e incentivar en Bolivia la producción de los alimentos nacionales y sanos.

“Esto está reflejando que no existe una política pública y la voluntad de hacer cumplir el preceptos de la seguridad y soberanía alimentaria en Bolivia. Porque se priorizan más los cultivos de exportación, los cultivos para etanol o para forrajes de animales, pero no se prioriza la producción destinada al consumo humano”, establece el experto en agricultura y medio ambiente.

De acuerdo a los dirigentes de los panificadores en La Paz y Santa Cruz, la harina que se importa de Argentina registró un incremento de 165 a 220 bolivianos por quintal, lo que podría generar, afirman, un alza del pan de batalla.

El director de Probioma asegura que el gobierno debe encaminar una adecuada estrategia para garantizar cultivos como el trigo en el país y evitar este tipo de conflictos en un futuro.

“El gobierno tiene que establecer un mecanismo en el que se promueva una determinada área para la producción de trigo y eso debería ser una norma hasta lograr llegar a la autosuficiencia en trigo. Esto debe replicarse con otros cultivos como los tubérculos, hortalizas y frutas”, agrega.

Datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) en base al Instituto Nacional de Estadística (INE), detallan que 2020, los alimentos con mayor importación en Bolivia fueron harina de trigo por 127 millones de dólares; preparaciones compuestas para la elaboración de bebidas por 51 millones; y, trigo en grano por 26 millones de dólares, de un total de 480 productos.

Argentina fue el principal país proveedor de Bolivia en esa gestión, con una participación del 38% del total importado, de un total de 67 países.
//CSC

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