Vinculan enfermedades con el uso de agrotóxicos en zonas agrícolas


El estudio se hizo en Argentina en áreas de producción de alimentos transgénicos. En Santa Cruz, el IBCE dice que en 20 años de uso de esta tecnología no hubo muerte

24 de octubre de 2017



El cultivo de alimentos transgénicos acompañado del uso de  agrotóxicos y su impacto en la salud humana fue uno de los temas que se tocaron la semana pasada en un seminario para periodistas realizado en Santa Cruz, promovido por Productividad, Biósfera y Medio Ambiente (Probioma).
En el encuentro internacional participaron expositores de varios países, que denostaron el modelo productivo con semillas modificadas genéticamente y el uso de herbicidas. Miguel Crespo, director de Probioma, alertó que en Santa Cruz, donde se siembra soya transgénica, se corre el riesgo de contaminar semillas orgánicas de maíz y de otros granos con la importación de especies transgénicas y se pone en peligro la salud de las personas que viven cerca de los sembradíos.
Entre los conferencistas estuvo Gabriel Keppl, médico docente del Instituto de Salud Socioambiental de la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario (Argentina), quien habló de la incidencia de los agrotóxicos en la salud a partir de estudios realizados en zonas agrícolas de su país.


Pueblos fumigados

Keppl explicó que estudiantes de Medicina de la ‘U’ de Rosario realizaron campamentos sanitarios de una semana en poblaciones de poco más de 10.000 habitantes para realizar un relevamiento epidemiológico en los habitantes.


En junio de este año, en la San Antonio de Areco (norte bonaerense) los estudiantes realizaron encuestas. Al final presentaron resultados preliminares: de los 3.064 hogares consultados, respondieron el 47%; entre los problemas de salud, el último año detectaron hipertensión arterial (9,6%), hipotiroidismo (3,1%), diabetes (2,7%) y colesterol y grasas (1,9%).

En los problemas de salud identificados sobresalen el cáncer, con el 40%; enfermedades respiratorias, el 7%, y drogas el 5%.

En Malabrigo, al noreste de la provincia de Santa Fe, un médico hizo estudios durante años y en 1994 registró 12 casos de malformaciones en niños sobre 150 nacimientos; es decir, casi uno de cada 10 nacidos presentaba malformaciones congénitas. La tasa nacional de malformaciones en Argentina hasta 2010 era de
1,4 por cada 10.000 nacidos.

La experiencia emblemática en Argentina fue la de las Madres del barrio Ituizangó (Córdoba), que, en 2002 salieron a las calles para reclamar atención sanitaria ante la cantidad de enfermos. El movimiento georreferenció casos de cáncer, malformación y otros males aparentemente vinculados a la fumigación con agrotóxicos y tras casi 10 años de lucha lograron ampliar el margen de distancia entre las viviendas y los cultivos. En 2012 obtuvieron condenas para los productores que hacían las fumigaciones cerca de sus casas.


Versión a favor

Gary Antonio Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), dijo que en 20 años de consumo de alimentos transgénicos no se ha registrado una sola muerte.

"Decenas han muerto por comer alimentos orgánicos contaminados (vea Google), eso ocultan los activistas por sus intereses personales y comerciales.
Despotrican contra los plaguicidas, denigran la transgénesis que apunta a bajar su uso y esgrimen estudios fraudulentos o no científicos para atemorizar a la gente, mientras que 127 Premios Nobel dicen que los transgénicos son seguros y amigables con el medioambiente: supportprecisionagriculture.org. Si la salud de su hijo dependiera de la opinión de un especialista, ¿consultaría usted a un activista o a los mejores médicos, físicos o químicos del mundo?", preguntó Rodriguez. 

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