Agrotóxicos: alerta Argentina para toda Bolivia

02/07/2018 a las 0h00




LOS TIEMPOS, 2 de julio de 2018

Una iniciativa académica para graduar médicos de forma más práctica de lo habitual permitió descubrir una desafiante crisis sanitaria en Argentina: los pueblos afectados por el uso del paquete soya transgénica–agrotóxicos. El programa fue organizado por la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Se basó en la idea de llevar a los egresados de la carrera de Medicina a demostrar sus conocimientos en zonas rurales.

“A partir del año 2010, la evaluación final de la carrera ya no sería la realizada en un aula, sino en las calles”, explica Gastón Palacios, exdocente e investigador de la UNR, “se organizaron los denominados Campamentos Sanitarios (CS) que se realizaban cada tres meses. Cientos de estudiantes egresados debían ir a trabajar a poblaciones menores de 10 mil habitantes durante cinco días. Los CS eran planificados por la universidad, los vecinos y las autoridades”.

De esa forma, aquellas delegaciones médicas empezaron a indagar el estado de salud de miles de campesinos y, según los casos, iniciar tratamientos. A medida que las experiencias se fueron repitiendo, diversas organizaciones sociales empezaron a pedir la ayuda de los Campamentos Sanitarios. “De pronto fuimos registrando patologías sorprendentes”, recuerda Gabriel Keppl, médico del Instituto de Salud Socioambiental de la Facultad de Medicina de la UNR, “esas patologías estaban relacionadas al modelo productor de las localidades, al modelo soyero, transgénico y de agrotóxicos”.


DESDE ALERGIAS HASTA TUMORES


Los reportes de los CS muestran cómo la tasa de incidencia de enfermedades anuales presenta algunas no habituales. Es el caso de las rinitis alérgicas vasomotoras y los estados asmáticos que presentaban cerca de siete casos por cada mil habitantes. Se hallan ubicadas entre las siete patologías con mayor incidencia y son males relacionados a problemas de alergia a contaminantes ambientales.

Igualmente, sorprendió a las CS la presencia marcada, entre las enfermedades crónicas, del hipotiroidismo, algo muy poco frecuente. También se registraron alzas notables en los casos de la aparición de neoplasias (tumores). La tasa del periodo 2002 – 2016 señala un aumento de hasta el 75 por ciento para varones (de 200 a 350 casos por cada 100 mil habitantes). Para mujeres el alza llegó a 73 por ciento para mujeres (de 210 a 330 casos).

Los Campamentos Sanitarios, además, establecieron que en ese periodo (2002 – 2016) también se incrementaron las tasas de abortos espontáneos en la región. Entre 2002 y 2011 bordearon el 50 por ciento de incremento. Los médicos llegaron incluso a detectar poblaciones donde ese aumento había llegado a más del 180 por ciento, como el caso del poblado de Alcorta. Algo particularmente nocivo había empezado a afectar a la provincia de Santa Fe desde principios de siglo.



MALFORMACIONES CONGÉNITAS


“En base a los hallazgos, empezamos a buscar bibliografía para interpretar los patrones observados. Y comenzamos a encontrar experiencias en todo el país de científicos, vecinos y organizaciones que denunciaron problemas de salud similares a los que descubrimos. Hallamos denuncias de incremento de malformaciones congénitas en el norte de Santa Fe, el Chaco y en Misiones. En Argentina las malformaciones congénitas entre 2009 y 2010 tenían una media de 1,4 por cada 10 mil niños, pero en el área central soyera, las malformaciones congénitas se observan en uno de cada 10 niños”, recuerda Keppl.

Asimismo, menciona la movilización que hubo en Córdoba debido a los incrementos de casos de cáncer y leucemia en el barrio de Ituzango. Aquel movimiento, tras una lucha de 10 años, obtuvo un primer triunfo en estrados judiciales, en 2015. Sin embargo, lo significativo de esta suma de casos, expandida a gran parte de Argentina, es que los problemas respondían al uso de agrotóxicos. En su mayor parte, se trata de zonas soyeras, aunque se incluyen casos de cultivos de té y tabaco.

En unos casos se estableció la proximidad a plantaciones fumigadas o el paso rutinario de maquinarias que habían trabajado en aquellas. Otros grupos afectados resultaron vecinos de silos donde se acopia la soya cosechada. También hubo denuncias sobre riachuelos contaminados por los fluidos provenientes de centros soyeros o de productos tratados con los agroquímicos. Todo ello y otros problemas adicionales, como la contaminación y luego mortandad de peces o abejas, ha conmocionado y conflictuado a los argentinos.



LA SOYA O LA VIDA


Según reportes oficiales, Argentina es el tercer productor mundial de soya transgénica con un total de 54 millones de toneladas. Constituye su principal producto de exportación que suma cerca de 18 mil millones de dólares. Además exporta un valor de 4 mil millones de dólares en maíz, también transgénico. Diez de sus 23 provincias tienen la mayor parte de sus respectivos territorios cubierta por plantaciones soyeras que suman alrededor de 24 millones de hectáreas.

La crisis se halla marcada por dos significativos saltos proporcionales que implica el cultivo de los organismos genéticamente modificados (OGM) o transgénicos. Entre 1990 y 2013, la producción de OGM creció un 100 por ciento. La desproporción que conmociona a los activistas la marca el incremento del uso de los agrotóxicos, especialmente el glifosato,que van asociados a los transgénicos: entre 1996 y 2013 la utilización de estos temibles compuestos aumentó en un 800 por ciento, es decir, de 40 millones de kilogramos/litro a 320 millones.




¿QUÉ PASA EN BOLIVIA?


En ese marco, la batalla contra el uso de agrotóxicos y la producción de transgénicos (sus características abren una polémica aparte) se hace tortuosa. Se han repetido los juegos de presiones y chantajes políticos y empresariales por todo el país. La presencia de autoridades ligadas a transnacionales como Monsanto en el actual como en el anterior gobierno ha desatado sucesivas polémicas. Tanto Palacios como Keppl relatan que fueron objeto de presiones y medidas de presión. Igualmente, los Campamentos Sanitarios se vieron en varios casos sin el apoyo de autoridades y varias de éstas relataron presiones de niveles superiores.

Los dos médicos argentinos visitaron Bolivia hace tres semanas. Y en el intercambio de experiencias activistas como galenos nacionales coincidieron en que paulatinamente fenómenos parecidos empiezan a advertirse en este país y la boyante producción de soya transgénica. “Mientras el rendimiento de la producción de soya subió un 12 por ciento desde la autorización de su producción transgénica, el uso de agrotóxicos aumentó un 600 por ciento (de 25 millones a 152 millones de kilos”, compara Miguel Ángel Crespo, director de la ONG Productividad Biosfera y Medio Ambiente (Probioma).

El problema bien puede sumar agravantes en relación al caso argentino. En Bolivia, por ejemplo, la falta de regulaciones y debidos controles permite que se comercien agrotóxicos actualmente prohibidos en el resto del planeta. Es el caso del 2-4 D, que en esencia constituye el temible “agente naranja” que EEUU usó en la Guerra de Vietnam. Las denuncias al respecto han sido reiterativas en diversos medios de prensa, pero se sigue comercializando en el agro cruceño.

Otros agrotóxicos prohibidos son el Paraquat, la Cipermetrina y Endosulfán que también constituyen parte de los cocteles usados en los campos de soya, pese a su prohibición. Estas mezclas responden al uso de compuestos como el célebre glifosato, pero en sus versiones de mala calidad.Según Crespo, cerca del 30 por ciento de los agroquímicos que ingresan a Bolivia llegan por la vía del contrabando. Asegura que estos agroquímicos también son utilizados en otras regiones del país para diversos tipos de cultivos.

Otro fenómeno coincidente con lo que sucede en Argentina constituye la presencia de silos de soya en las inmediaciones de áreas pobladas. Es posible verlos incluso próximos a barrios cruceños como Pampa de la Isla. No se han realizado evaluaciones sobre la salud de los habitantes de esos entornos. Tampoco se tienen estudios sobre lo que sucede ya en poblaciones como Pailón y Cuatro Cañadas, llamadas en su momento, “las capitales de la soya”.

Sin embargo, las cámaras empresariales han logrado sucesivos avances en sus negociaciones con el Gobierno y buscan ampliar las 1,3 millones de hectáreas del cultivo de soya al doble. Éstas producen cerca de 2,2 millones de toneladas de aquella oleaginosa. Las empresas también realizan una sostenida presión para que se autorice la producción de más OGM. Y lejos de atender a las alertas que llegan desde Argentina sobre los problemas sanitarios, demandan la adopción de modelos semejantes de desarrollo económico.


TRANSGÉNICOS

En Bolivia, por ahora, y desde 2005, sólo está autorizada la producción de un tipo de soya transgénica (la RR, evento 40-3-2), la resistente al glifosato. Las organizaciones agroindustriales cruceñas se hallan desde hace años en campaña para que se autoricen otras variedades transgénicas de soya así como la producción de maíz y otros alimentos. Todos éstos también se complementan con el uso de agrotóxicos.


IBCE Y SU APOYO A LOS OGM

El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) defiende en Bolivia los argumentos de las cámaras agropecuarias así como de las transnacionales agroindustriales en favor de la producción de los transgénicos. El gerente general del IBCE, Gary Antonio Rodríguez, asegura que en 20 años de consumo de alimentos transgénicos no se ha registrado una sola muerte.


http://www.lostiempos.com/oh/actualidad/20180702/agrotoxicos-alerta-argentina-toda-bolivia

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