Pablo Galeano: “Los transgénicos son una propuesta inadecuada y no dan soluciones reales a la agricultura campesina”

El experto uruguayo en agroecología estuvo en el seminario ¿Por qué no queremos transgénicos en Bolivia?, Consideraciones científicas, económicas, sociales y ambientales, realizado en la ciudad de Santa Cruz en el mes de octubre. Galeano disertó el tema: Cultivos transgénicos en Uruguay, ¿qué aprendimos en 20 años?”. Su presentación reflejó el impacto que ha tenido este cultivo en el vecino país. 
¿Por qué los transgénicos no son buenos?
Lo que vengo a contar desde Uruguay es que hace 20 años vienen plantando soja y maíz transgénico. El cien por ciento de las áreas que se plantan con cultivos transgénicos son cultivos que toleran herbicidas, con lo cual el uso de herbicidas ha aumentado muchísimo en Uruguay y es una tecnología apropiada para monocultivos de gran escala. Muchos pensamos que no es por el camino de los grandes monocultivos que vamos a lograr una agricultura sustentable desde el punto de vista ambiental. Por eso es que pensamos que en realidad son una propuesta inadecuada en los momentos que estamos viviendo y que no dan soluciones reales o no dan respuesta a las necesidades que tiene por lo menos la agricultura familiar y campesina.
¿Los cultivos transgénicos ayudan a combatir los problemas de sequía o inundaciones?
Esa es una promesa de hace muchos años. Con un transgénico vos podés incorporar una característica nueva que dependa de un solo gen, como es el caso de la tolerancia a los herbicidas o las toxinas. Ahora, cuestiones como la tolerancia a la sequía que depende de muchos genes, en realidad de varias vías metabólicas que interactúan, es muy difícil que poniendo o sacando ciertos genes se logre que una planta tolere la sequía. Capaz que a nivel de laboratorio se logre, pero cuando se larga al ambiente no funciona. 
¿Las semillas transgénicas pueden contaminar a las semillas nativas? ¿Cómo ocurre esto?
Sí, en particular en el maíz. Eso depende de la biología reproductiva de la planta. La soja es una planta autógama, esto quiere decir que tiene en sus estructuras macho y hembra en la misma flor y no se produce mucho cruzamiento entre plantas. El maíz es lo opuesto, es polígama. Esa panoja que tiene encima, que es donde se produce el polen y las barbas del choclo, en realidad son las prolongaciones de los ovarios donde cae el polen. Entonces, como tiene la estructura de macho y hembra separada, hay mucho cruzamiento entre plantas incluso entre cultivos. 
¿Cuál es el riesgo de homologar estudios de cultivos transgénicos de países vecinos?
Eso es como una cadena, porque en Uruguay dicen lo mismo, pero en Uruguay no realizan estudios. Entonces, por lo general los estudios que se toman como de referencia son los que hacen las compañías que desarrollan los transgénicos. En Brasil se ha hecho alguna cosa similar y en Argentina también, pero todos los ecosistemas son diferentes, las condiciones ambientales son diferentes. Y estamos hablando de poblaciones vegetales que interactúan con el ambiente. Por eso es necesario hacer estudios a nivel local. 
¿Cómo le ha ido a Uruguay en los últimos 20 años con cultivos transgénicos? 
Se mezclan varias cosas. Por un lado, es verdad que el uso de soja hizo que entraran divisas al país en su momento, ahora eso ya está bajando; pero en un contexto en el que había una gran demanda de parte de China de soja. Si Uruguay hubiera optado por producir soja no transgénica le hubiera ido mucho mejor, porque hoy tiene ofertas de Alemania, de Japón: hay mercado para ese tipo de soja y no hay dónde abastecerse. 
Entonces, si es por el tema económico-comercial, la opción de la soja no transgénica también hubiera sido una buena opción. Desde el punto de vista ambiental nos ha ido muy mal. En realidad, lo que ha pasado es que tenemos una carga de compuestos tóxicos. El glifosato en particular, que se decía que era casi que inocuo, y ahora se sabe que no lo es. En Uruguay, en los últimos catorce años, el área de agricultura se multiplicó por cuatro, pero las importaciones de los pesticidas se multiplicaron por seis. Entonces, esto te muestra que el ambiente y la población están expuestas a una carga mucho mayor.
El problema es que el Estado todavía no ha realizado el seguimiento que debería haber realizado por el impacto que eso tiene. No hay datos oficiales que te digan cómo impactó eso. Los únicos datos oficiales que tenemos son los de importaciones. 
Hay quienes dicen que nadie ha muerto de comer algo transgénico, ¿qué respuesta hay ante esa aseveración?
Yo creo que no hay que responder nada porque no es una pregunta válida. Obvio que no van a lanzar al mercado un cultivo que si la gente se lo come se muere. Pero no necesitamos ese grado extremo para considerar que puede haber perjuicios graves. El tema es que a veces es difícil demostrar el nexo causal cuando los efectos de una tecnología son difusos o son acumulativos en el tiempo. Entonces, no se tiene por qué demostrar que alguien se tiene que comer un grano de soja y morirse para tener un sentido de precaución ante la tecnología y valorar cuáles son los beneficios que aporta y cuáles son los riesgos a los que nos someten. Esa pregunta está muy atrasada.

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