Funcionamiento del Mutún amenaza al ecosistema del Pantanal y al Parque Otuquis




Gabriel Díez Lacunza, La Paz | Gary Gomez Lijerón, reportería en Puerto Suárez

La cantidad de agua que demandará el funcionamiento del Complejo del Mutún es de unos 380 metros cúbicos por hora; es decir, 380 mil litros. ¿De dónde saldrá ese volumen? Del río Paraguay. ¿Es mucho? Para el presidente del Directorio de la Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM), Jorge Alvarado, es poco, apenas “el pelo de un gato”. Sin embargo, para ambientalistas e investigadores, el impacto que tendrá la puesta en marcha de esta fábrica de hierro en el medioambiente y en los cursos de agua de la región del Pantanal boliviano es preocupante.

El Mutún está en el extremo sudeste del país, en la provincia Germán Busch del departamento de Santa Cruz, justo en uno de los límites del Pantanal que Bolivia comparte con Brasil y Paraguay. El Pantanal es el humedal más grande del mundo con 340 mil km2 de superficie, un área apenas más pequeña que el departamento de Santa Cruz; la mayor parte de esa extensión está en Brasil. En el Pantanal hay alrededor de 3.500 especies de plantas, 656 especies de aves, 325 especies de peces, 159 de mamíferos, 53 de anfibios y 98 de reptiles.

¿Qué está en juego con la etapa de explotación a cielo abierto y una vez funcione al 100 % el Complejo del Mutún? Los ecosistemas del Pantanal y del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado (PN-ANMI) Otuquis; el control de inundaciones, la carga y descarga de aguas subterráneas, el mantenimiento de acuíferos, la provisión de fuentes de agua en la zona, según una sistematización del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib).

Además, esa organización identificó afectación en marcha a más de siete comunidades campesinas ganaderas y detectó que durante la elaboración del Estudio de Impacto Ambiental apenas se presentó, a los pueblos de la zona, información general del proyecto, “pero no sobre los impactos ambientales y socioculturales”.

Por otra parte, un cacique explicó para este reportaje que hay desvíos de cursos de agua, lo cual merma el caudal en ciertas comunidades, así como desmontes que dañan el sistema de bosques. En el Plan de Manejo del PN-ANMI Otuquis de 2013 ya se había identificado una larga lista de daños medioambientales a producirse fruto de la explotación a cielo abierto y también de la construcción y puesta en marcha del Complejo.

“La construcción de la planta del Mutún con las características y dimensiones planteadas se constituye en una seria amenaza para el Pantanal”, sintetiza la investigadora Sofía Balcázar, de Probioma.


El sueño eterno del gigante dormido

El yacimiento del Mutún fue descubierto en 1848 y pasó más de un siglo, hasta 1956, para que fuese proyectado comercialmente por la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), apunta el investigador Marco Octavio Ribera en su libro Hierro y Pantanal: los riesgos de la explotación del cerro Mutún (2008). Desde entonces, varios gobiernos presentaron al Mutún, considerada una de las reservas de hierro más importantes del mundo, como el “gigante dormido”. La referencia funciona al tratarse de una montaña con picos de hasta 700 metros de alto, en medio de las tierras bajas de la frontera boliviano-brasilera, y que nunca pudo ser explotada al 100% pese a tener mucho potencial.

Pero eso no significa que desde 1956 no se haya sacado mineral del lugar. Ribera cuenta que una subsidiaria de Comibol, la Empresa Metalúrgica del Oriente, llegó a explotar en el siglo pasado —el economista Rolando Kempff Bacigalupo puntualiza que fue hasta 1993— 350.000 toneladas de concentrados para su industrialización en Argentina y Paraguay. Sin embargo, en determinado momento todo ese proceso se paralizó por “limitaciones en la tecnología de explotación, provisión energética y costos de transporte”, afirma Ribera.

En la actualidad, la expectativa de ver a la factoría funcionando y produciendo todo lo que tiene el Mutún es muy alta. Este 2024, si todo sale como está previsto, comenzarán a funcionar a pleno seis de siete plantas del Complejo en construcción; en 2025 se pondrá en marcha la última, explica Alvarado.

En la época contemporánea, la ESM explota a cielo abierto este mineral desde hace al menos una década. En 2023 la empresa generó Bs 19 millones en ganancias al comercializar 130 mil toneladas de hierro, cifra que superó lo obtenido en los cinco años previos a 2022, según un reporte de prensa.

No obstante, pese a las “buenas noticias” económicas —Alvarado dice que el Complejo está diseñado para producir 200 mil toneladas de acero y que la exportación de hierro, aparte de las regalías, significará “evitar fuga de divisas”— hubo y hay muchas voces que cuestionan su puesta en marcha. Una de ellas, curiosamente, es la del expresidente Evo Morales, quien desde los inicios de su primer mandato ya sabía que no todo era beneficio con este proyecto.

“Algo que me preocupa, y que debe ser también una preocupación de ustedes, es que montando una gran industria podemos afectar el medio ambiente. Quisiera que ustedes me digan cómo se puede explotar este recurso natural sin afectar mucho al medio ambiente”.

La reflexión es de 2007, a propósito de la participación de Morales en el “Foro para el Desarrollo del Sudeste Boliviano. Industria siderúrgica del Mutún y conservación ambiental del Pantanal”. No obstante la aparente preocupación del ahora exmandatario, su Gobierno impulsó una y otra vez la construcción de la planta y la adjudicó dos veces, una a la empresa india Jindal, ese mismo 2007 hasta 2012, y otra, la última, en 2016, a la china Sinosteel Equipment & Engineering Co. Ltd.


Foto del área del Pantanal: https://pantanalescapes.com/locations/map.html


En el Foro de 2007, desarrollado entre el 7 y 8 de septiembre, en el municipio de Puerto Quijarro, el entonces alcalde de Puerto Suárez y Presidente de la Mancomunidad de Municipios del Pantanal, Romualdo Hurtado Rodríguez, sabedor del valor ecológico de la zona, expresó su deseo de hacer una industria con responsabilidad. “Tenemos que tener la capacidad de explotar todos los recursos naturales de la región, pero preservando el medio ambiente, ese debe ser un compromiso de todos”.

Hoy, 17 años después, la jefa del Departamento de Medio Ambiente Forestal de la Alcaldía de Puerto Suárez, Ilonka Suárez, tiene un concepto similar. “No olvidemos (que ver produciendo al Mutún) es el sueño anhelado de nosotros los porteños, pero también tenemos que ser conscientes de nuestras próximas generaciones. Hay que hacer el control, la fiscalización; la idea no es perjudicar, sino es conservar y que (la empresa) realice las medidas de mitigación correspondientes”.


Alertas de riesgos ambientales

En 2006, la organización Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Fobomade) había alertado sobre una posible contaminación de la cuenca del río Paraguay en caso de que, fruto de la explotación de hierro, se transportaran elementos minerales en los riachuelos de la zona. De igual forma, hizo notar que cualquier actividad implicaría mayor o menor cantidad de deforestación, afectando así los sistemas de suelo, agua, microclima y la convivencia de plantas y animales en la región.

Luego, en 2008, Marco Octavio Ribera reflexionaba sobre lo que implicaría para la región industrializar el hierro del Mutún. “Desafortunadamente, el megaproyecto sobre el cual la nación entera parece tener cifradas sus esperanzas, se instala en una de las regiones de mayor sensibilidad ecológica e hidrológica, vale decir en medio de la ecorregión del pantanal, afectando casi de forma directa al Parque Nacional y Área de Manejo Integrado Otuquis, al mismo tiempo sitio Ramsar”.

Un sitio Ramsar es un espacio natural destacado por sus humedales que benefician a la flora y fauna y que, sobre todo, es de vital importancia para las aves. Para ingresar a la lista Ramsar —denominada así porque la primera reunión de la Convención para tratar estos asuntos fue en la ciudad iraní de Ramsar en 1971— los Estados deben cumplir una serie de requisitos y deben, además, comprometerse a cuidar los humedales. El Pantanal boliviano fue inscrito en 2001.

Según el Plan de Manejo del PN-ANMI Otuquis (2013), los daños derivados de la explotación del cerro y de la construcción y funcionamiento del Complejo son varios. “Si bien el complejo Mutún y el mega-proyecto minero se encuentran fuera del área protegida Otuquis, su ubicación en la zona de influencia inmediata, su gran dimensión, y las obras viales asociadas, generan riesgos muy altos, y son por tanto, determinantes sobre la estabilidad de toda la región y del área protegida en particular”, se lee en el documento.


     Mapa: Extraído del Plan de Manejo PN-ANMI Otuquis 2013.


Parte de los impactos en el cerro Mutún se vieron ya desde 2008 y estuvieron relacionados a la habilitación del camino principal al yacimiento, la construcción de campamentos y la perforación de pozos de exploración. En el Plan de Manejo se anticipó que de seguir el proceso de explotación, tal como ocurrió hasta ahora, se tendría “inevitablemente el carácter devastativo de remoción total de vegetación y alteración de suelos” y pérdida de biodiversidad en cadena.

En la actualidad, dos investigadoras de Probioma (Sara Crespo y Sofía Balcazar) enlistan los potenciales daños ambientales de la puesta en marcha del Complejo del Mutún: deforestación, alteración de los cursos hídricos, y alteración del paisaje por la minería a cielo abierto.

Respecto al abastecimiento de agua, basada en información del estudio de impacto ambiental, Sara Crespo, responsable de Proyectos Socioambientales de Probioma, comenta que para el funcionamiento de la Planta se necesitará 120 litros de agua por segundo del río Paraguay. “Para esto están construyendo un acueducto que también implica la deforestación de todo un tramo de 118 kilómetros que va paralelo al camino Mutún – Puerto Busch. Y con la baja en los niveles del río, sacar 120 litros por segundo claramente es una amenaza muy grande”.

Sobre la necesidad de energía, explica que se utilizará gas a través de un gasoducto y una planta termoeléctrica, para cuya construcción se generará deforestación. Asimismo, expresó sus dudas sobre la capacidad de abastecimiento del hidrocarburo, ya que la producción nacional continúa en declive desde 2015. Se pasó de producir 60 millones de metros cúbicos al día de gas, a sólo 34 millones en la actualidad, y esta tendencia a la baja sigue.


     Funcionarios de la ESM y de YPFB. Foto: ESM.



Consultado sobre esto, el presidente del Directorio de la ESM, Jorge Alvarado, considera que no habrá mayores impactos. “La cantidad de agua que vamos a tomar del río Paraguay, disculpe la comparación muy pueblerina, es el pelo de un gato. O sea que no va a afectar en el caudal del río casi en nada”, dice Alvarado sobre el aprovechamiento del acueducto en construcción. Añade que tienen dos piscinas grandes para acumular el agua, reciclarla y reducir el bombeo del líquido desde el río Paraguay.

No obstante, desde la Gobernación de Santa Cruz se observó la construcción del acueducto. Es por eso que pidió a la ESM remitirles la documentación técnica legal con la que se aprobó la construcción de la cámara de absorción a 33 metros del río Paraguay, ya que no se estaría dando cumplimiento a lo establecido en el Reglamento de la Ley Forestal 1700 en su artículo 35°: “Las servidumbres ecológicas son limitaciones legales a los derechos de uso y aprovechamiento impuestas sobre una propiedad, en razón de la conservación y sostenibilidad de los recursos naturales renovables”.

El 3 de noviembre de 2023, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) aseguró que suministrará gas natural para el funcionamiento del Complejo del Mutún; Alvarado afirma que su funcionamiento será, en esencia, mediante gas y que el impacto ambiental será mínimo. Hasta esa fecha se informaba que el gasoducto estaba en un 70% de avance y que contará con una longitud de ocho kilómetros. La demanda diaria de ese combustible será de 700 mil m3.

A propósito, desde el Servicio de Encauzamiento de Ríos (Searpi) de la Gobernación cruceña, se observó que los trabajos para la puesta en marcha del acueducto y del gasoducto están generando deforestación en la zona. Además, desde el Searpi se informó, durante el “II Seminario Internacional SOS Laguna Cáceres” realizado el 7 de noviembre de 2023, que existe contaminación de fuentes de agua por mala disposición de residuos.

Por otra parte, la responsable de Monitoreo Ambiental de Probioma, Sofía Balcázar, afirma que la explotación del cerro significará deshacer toda la serranía del Mutún que alberga nacientes de agua para comunidades y para el Pantanal. “La actividad minera, por sus características, tiene un alto impacto sobre los ecosistemas en los que se instala. Estamos hablando de la destrucción, de la remoción total de un cerro para la producción de acero y otros productos. Ahí no hay posibilidad de mitigación alguna (…), desde nuestra perspectiva no existe posibilidad de aminorar el impacto al Pantanal”, reflexiona Balcázar.

¿Hay alguna alternativa? Suárez lanza una idea que implica el no funcionamiento del Complejo debido a múltiples factores como, por ejemplo, la falta de gas. “Lo menos malo sería que fuese un ‘elefante blanco’ porque si realmente se llega a implementar como se tiene pensado sería el fin del Pantanal que es un ecosistema sumamente frágil y con alto riesgo de desertificación”.
Irregularidades identificadas por asambleístas

A mediados del 2023 una comisión parlamentaria visitó el lugar donde se construye la planta, luego de que la diputada María René Álvarez (Creemos) solicitará una inspección a raíz de denuncias por temas laborales y ambientales.

“En el tema ambiental, continuamos haciendo el seguimiento a la crisis (de sequía) de la laguna Cáceres, dentro de Puerto Suárez. Y junto a las organizaciones ambientalistas cuestionamos el uso del agua para el campamento y las tareas de extracción de minerales en toda esa región”, explica Álvarez para este reportaje.

Entre las conclusiones del Informe de la inspección parlamentaria in situ llama la atención la mención a mala disposición de residuos y mal manejo de aguas residuales. Además, dirigentes de la Central Obrera Regional se quejaron ante los diputados que la empresa china y sus contratistas estaban dejando “obras chatarra”.

    Complejo Siderúrgico del Mutún. Foto: ESM.


Sobre ello, el Informe de la inspección dice que se «verificó el almacenamiento inadecuado de residuos sólidos” y en el área de explotación se encontró “maquinaria paralizada” y acumulación de “residuos peligrosos como ser combustibles, chatarra, aceites y llantas”.

Respecto a la construcción e implementación del acueducto para toma de agua, los asambleístas observaron que se «excavaron zanjas para ingresar los materiales para el emplazamiento del acueducto, una apertura considerable y por estas zanjas abiertas ingresa la maquinaria para realizar las actividades de desmonte y nivelación de terreno lo cual genera un gran impacto para el ecosistema del Área Protegida, como también sitio Ramsar Pantanal Boliviano”.

Otra observación realizada en la inspección del 2023 es que no se presentaron los Informes de Monitoreo Ambiental de los periodos 2020, 2021 y 2022.

En medio de estas evidencias de daño ambiental, pero con la esperanza de que el Mutún se convierta en uno de los sostenes de la economía boliviana, la construcción de la Planta avanza y está previsto culminarla en septiembre de este año. Aún persiste, sin embargo, la duda de que si el gas alcanzará; más aún cuando la producción de este hidrocarburo continúa cayendo año tras año.


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